Contexto del movimiento del derecho a la tierra
En Nepal, la propiedad de la tierra no es una opción alcanzable para la mayoría de las personas. Quienes tienen poder, poseen tierras, y esta desigual distribución significa que las estructuras de poder injustas se perpetúan y se refuerzan. Antes del primer movimiento por la democracia en 1950, las clases gobernantes habían tomado la tierra agrícola bajo su propiedad y la habían distribuido entre sus partidarios, parientes, simpatizantes y algunos religiosos hinduistas que no eran granjeros. Esto creó un conflicto entre terratenientes y campesinado, y hoy día este injusto y desigual reparto de la tierra es uno de los principales obstáculos para el desarrollo económico y la justicia social. La distribución desigual de la tierra ha bloqueado el desarrollo del Nepal, y sostiene el sistema agrícola elitista.
Muchos partidos políticos usan eslóganes como “la tierra para el campesinado”, pero cuando llegan al gobierno son utilizados por los terratenientes, y los propios líderes políticos se convierten en terratenientes. Los movimientos por el cambio democrático de 1950, 1990 y 2003 esperaban derribar el feudalismo, pero ninguna de estas campañas fue capaz de arrebatarles el poder a los terratenientes. La reforma agraria solamente aparece en los manifiestos electorales, nunca se lleva a la práctica, por lo que las personas sin tierra o arrendatarias agrícolas están siempre bajo amenaza de desalojo. A la vez, existen muchas ONGs en Nepal, nacionales e internacionales, pero muy poco apoyo a la construcción de un movimiento fuerte, ya que se centran en el trabajo en proyectos que poco hacen para abordar los problemas subyacentes.
La ausencia de cambios a través de los partidos políticos ha obligado a quienes no poseen tierras o trabajan las de otras personas a involucrarse en el movimiento noviolento por el derecho a la tierra. Empezaron a organizarse, y en 2003 formaron su propia organización: el Foro Nacional por el Derecho a la Tierra (NLRF, por sus siglas en inglés). El NLRF moviliza a personas sin tierra y arrendatarias agrícolas, y defiende la seguridad alimentaria, la justicia social y el desarrollo económico en Nepal.
Herramientas del movimiento por el derecho a la tierra
En 1996, se presentaron más de 258 casos de personas arrendatarias agrícolas que reclamaban sus derechos, y esto se convirtió en el comienzo del movimiento por la reforma agraria en Nepal. El Centro de Autosuficiencia Comunitaria (CSRC) inició el movimiento por el derecho a la tierra con una estrategia de “colaborar con lo que se pueda y oponerse a lo que se deba”.
Basándose en ello, el CSRC creó una organización popular llamada Foro Nacional por el Derecho la Tierra (NLRF) y la fortaleció para poder resistir las amenazas y ataques de la clase propietaria de las tierras y el gobierno. El movimiento empezó entendiendo que las organizaciones de desarrollo social deben analizar cuidadosamente las dinámicas de poder que gobiernan su sociedad. Sin esta transferencia de poder, la experiencia demuestra que se conseguirá muy poca mejora de las condiciones de subsistencia de la gente pobre, y con toda seguridad, no habrá justicia. En el caso del Nepal, no es posible solucionar el actual conflicto sin resolver las causas estructurales de la violencia, que solamente pueden abordarse transfiriendo poder económico y político a la comunidad.
Análisis del poder
La primera herramienta del movimiento fue analizar el contexto y el poder. Sin este análisis de las respectivas comunidades o grupos, no habría sido posible construir un movimiento efectivo. En el movimiento se le da mucha importancia a la construcción de conocimientos sobre acción noviolenta y derechos sobre la tierra entre la gente desposeída. Estos conocimientos se generan desde las comunidades afectadas por la distribución desigual de la tierra.
Al conocer su situación, la gente sin tierra se ha dado cuenta de que sin su propia organización y movilización no es posible ni garantizar sus derechos ni cambiar la actual estructura económica basada en el feudalismo.
Acciones noviolentas
La segunda herramienta son las acciones noviolentas innovadoras, encaminadas a atraer la atención de los medios de comunicación, construir poder y solidaridad entre los diferentes sectores de la sociedad, y permitir la negociación con los respectivos legisladores, políticos y miembros del gobierno. Acciones noviolentas como manifestaciones, concentraciones masivas, marchas a pie, actividades de lectura y escritura (como acción educativa, pero también para escribir a los periódicos y funcionarios del gobierno), y limpieza de las oficinas de la reforma agraria (limpiar las oficinas del gobierno local manda el mensaje de que el movimiento de masas no es solamente por la tierra, sino también va encaminado hacia una transformación social más amplia. por la justicia y la lucha contra la pobreza: limpiar las oficinas simboliza reclamar el poder, enviar el mensaje de que “ésta también es nuestra oficina”).
Reuniones con los detentadores del poder
Dos cosas son importantes para el proceso de construcción de poder: llevar a los legisladores a los pueblos y llevar a las personas sin tierra y arrendatarias a Katmandú, a la sede del poder. Cuando el NLRF lleva a los legisladores a los pueblos y organiza la interacción con las personas arrendatarias agrícolas, esto da poder a la gente pobre. Tienen la oportunidad de hablar directamente con quienes diseñan las políticas y explicar que los partidos políticos mantienen las estructuras de explotación. Ahora, la actitud de los terratenientes está cambiando porque ven el poder de la organización de la gente sin tierra. Al ver las relaciones que la gente sin tierra ha tejido con quienes elaboran las políticas, los terratenientes han empezado a darse cuenta de que la gente pobre también tiene acceso a estas esferas de la política, y han empezado a cambiar sus prácticas en las zonas rurales.
Organización, construcción de poder y educación popular
Es imposible que haya una reforma agraria sin un movimiento fuerte, y la movilización de las personas sin tierra o arrendatarias agrícolas es indispensable para conseguirlo. Una herramienta importante para construir este poder es la educación popular, que ayuda a estas personas a explorar qué pueden hacer para provocar el cambio. La educación popular apuntala el movimiento por el derecho a la tierra. Aunque las grandes ONGs pueden facilitar la construcción de organizaciones populares y movimientos sociales, solamente es posible movilizar a la gente sin tierra si están al mando de su propia poderosa organización. Si se dividen, no es posible cambiar la política nacional sobre distribución de la tierra. La educación popular les ayuda a reconocer que sus problemas son comunes.
Trabajo en coalición
Es muy importante que la organización popular asuma el liderazgo de las negociaciones. Otras organizaciones pueden ayudar desempeñando un papel activo en la construcción de la organización popular, y facilitando y apoyando al movimiento, pero hay que entender que solamente habrá cambios cuando las personas desposeídas de tierra asuman las posiciones de liderazgo en el proceso de cambio.
Los procesos de educación popular ayudan a elaborar conocimiento y poder de tres maneras:
- Empoderando a las personas sin tierra y arrendatarias agrícolas mediante el conocimiento y la comprensión de su sociedad y cultura.
- Difundiendo la información del movimiento noviolento por el derecho a la tierra entre otras organizaciones, el gobierno y la opinión pública.
- Aumentando la información sobre reforma agraria.
El movimiento social organizado existirá cuando haya conocimiento sobre la transformación social y la reforma agraria. La educación popular ayuda a dar solidez al movimiento por el derecho a la tierra, y también a formar un liderazgo que debería proceder de la gente en el movimiento.
Procesos de construcción de poder
La educación popular desempeña un importante papel en la construcción de poder porque contribuye a unir y a hacer colectivas las acciones, y a facilitar el reparto de roles en el movimiento, todo lo cual ayuda a construir poder. Gracias a que el NLRF ha usado un proceso participativo para la toma de decisiones, ha estado construyendo a la vez poder desde la base social. Antes de iniciar un programa, el NLRF y el CSRC han reflexionado sobre qué es lo que realmente generará poder, y han encontrado formas alternativas e innovadoras para que el movimiento por el derecho a la tierra construya su poder. Por ejemplo, la gente puede visitar la sede de distrito yendo en autobús, pero prefieren viajar a pie para ser más visible y demostrar su compromiso. Cuando el movimiento se reúne para hacer una concentración o manifestación, miembros del NLRF permanecen en lugares públicos, cocinan su propia comida y comparten sus alimentos y mantas. Tales acciones crean poder.
Los cinco elementos siguientes también han ayudado a generar poder en el movimiento por el derecho a la tierra:
Posesión
En Nepal, existe una desconfianza generalizada hacia las grandes ONGs, a las que se considera dependientes del dinero que proviene de donantes internacionales. Si el público en general o la gente sin tierra descubriera que la movilización tuvo lugar únicamente gracias al dinero procedente de un proyecto financiado, esto debilitaría el poder del movimiento. Por el contrario, si saben que el movimiento funciona mediante las contribuciones de sus miembros, entonces los detentadores tomarán más en serio al movimiento, porque esto demuestra su poder.
Estructuras de toma de decisiones
Los debates públicos e iniciativas como las marchas a pie, los campamentos, concentraciones, manifestaciones y el diálogo con los detentadores del poder, generan poder. Los debates en pequeñas salas, con solamente unas pocas personas participantes ayuda poco a crear poder social de base. Cuando mucha gente comparte sus historias sobre el mismo tipo de problemas, esto genera poder, porque sienten que hay más gente afectada por el problema, que hay muchas personas que son amigas suyas. Esto también contribuye a desarrollar un plan de acción común allí donde existe un punto de vista compartido sobre el problema y cómo abordarlo.
Manifestar el poder
Los mítines masivos, las asambleas y las acciones noviolentas generan poder. Gracias a que el movimiento por el derecho a la tierra es capaz de celebrar concentraciones masivas más grandes que las de los partidos políticos, su poder es reconocido.
Comunicación
Una fuerte publicidad de los temas y objetivos puede crear debate público que le dé poder al movimiento y contribuya a aumentar la solidaridad.
Aportaciones locales
La aportación de las comunidades ayuda a descentralizar el poder y llevarlo a la base social. Las acciones creativas generan poder y conocimiento, lo mismo que los lemas y elementos visuales poderosos. Aquí lo importante es ser conscientes de que es la movilización local la que crea poder. El uso de los recursos locales empodera a los grupos activistas locales y garantiza que la manera de usar estos recursos es transparente.
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