En 2010, un convoy de seis barcos, la Flotilla de la Libertad, zarpó para desafiar el bloqueo israelí a la franja Gaza, planteando un dilema para el censurable gobierno israelí. A bordo de los barcos había alrededor de 700 civiles sin armas que procedían de todo el mundo, incluyendo algunas conocidas personalidades, como el escritor sueco de novela negra Henning Mankell, y representantes parlamentarios de varios países. Además del pasaje y representantes de medios, los barcos transportaban 10.000 toneladas de ayuda humanitaria, como materiales de construcción y equipos médicos, como por ejemplo máquinas de rayos X y escáneres de ultrasonidos. La larga travesía produjo que la presión aumentará a medida que los barcos se acercaban a Gaza, convirtiendo el viaje en un drama que el mundo podía presenciar.
El gobierno israelí tenía dos opciones principales. La primera era permitir que los barcos arribaran a Gaza con su pasaje y su cargamento, lo que a ojos de buena parte de la sociedad israelí equivaldría a ceder ante la presión. La otra opción era detener los barcos. Ninguna de estas opciones era deseable para el gobierno israelí, que habría preferido que las cosas siguieran en silencio respecto a Gaza. Las acciones dilema son una clase de acciones en la que los adversarios tienen que elegir entre dos o más respuestas, cada una de las cuales tiene importantes aspectos negativos. Además, las respuestas no son directamente comparables, lo cual es el meollo del dilema. Cuando las autoridades israelíes decidieron detener la flotilla, apareció el siguiente dilema: ¿qué medios había que usar, y cuándo?
La respuesta del gobierno israelí
En las primeras horas de la mañana del 31 de mayo, cuando los barcos todavía estaban en aguas internacionales, militares de operaciones especiales de la Fuerza de Defensa Israelí atacaron los barcos de la flotilla. A bordo del Mavi Marmara, nueve personas de nacionalidad turca fueron asesinadas, algunas de ellas al recibir un disparo a corta distancia. Los asesinatos crearon un gigantesco desastre de relaciones públicas para el gobierno israelí, a pesar de sus esfuerzos para inhibir la indignación pública.
Muchos gobiernos llamaron a consultas a los embajadores israelíes o retiraron a los suyos de Israel. La relación con el gobierno turco, durante décadas uno de los pocos aliados del gobierno israelí en Oriente Medio, quedó dañada durante más de un año. Aunque la administración Obama en EEUU fue muy comedida un sus reacciones, comunicó sus críticas al gobierno israelí. Se formó una comisión de la ONU para investigar los ataques, y en agosto de 2011, llegó a la conclusión que el bloqueo a Gaza no era ilegal, pero que el uso de la fuerza había sido excesivo e inadmisible.
La Flotilla de la Libertad no era el primer intento de romper el bloqueo a Gaza. En la Nochevieja de 2009, 1300 activistas de 43 países diferentes intentaron romper el bloqueo entrando a pie a Gaza. Esta iniciativa fue tan internacional como la flotilla, y fue detenida por las autoridades internacionales. Desde 2008, el Movimiento por una Gaza Libre ha enviado varios barcos con pasaje a Gaza, algunos de los que han conseguido llegar con éxito. Sin embargo, estas dos iniciativas solamente pudieron transportar una pequeña cantidad de ayuda humanitaria, lo que las hacía menos amenazadoras que la Flotilla de la Libertad. Estas acciones no plantearon dilema alguno.
Incrementar el dilema
Dentro del movimiento de la Flotilla de la Libertad se debatió cómo hacer que el dilema fuera aún más difícil de resolver para las autoridades israelíes. El año siguiente, 2011, la campaña planeó repetir el viaje, y así, 12 barcos se prepararon para viajar hacia Gaza, 10 de ellos desde aguas griegas. Para aumentar la presión, se eligieron más barcos, llevando a gente de aún más países.
Sin embargo, el gobierno israelí evitó que se repitiera el escenario de 2010 usando métodos más sutiles de impedir el viaje. Las autoridades israelíes intensificaron las relaciones con el gobierno griego y lanzaron una ofensiva diplomática que culminó con un llamamiento del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, a todos los gobiernos para que urgieran a sus nacionales a no participar en la segunda flotilla. Las autoridades griegas prohibieron que los barcos zarparan de sus puertos, y los que aún así intentaban partir, eran interceptados por patrulleras griegas. Dos de los barcos sufrieron problemas similares en sus hélices, lo que llevó a sospechar que habían sido saboteados por el servicio secreto israelí. Las autoridades turcas tampoco permitieron que el Mavi Marmara partiera desde Turquía, a pesar de las críticas del gobierno turco al bloqueo a Gaza. Solamente un barco, que partió desde Francia, fue abordado por las fuerzas especiales israelíes. Estos eventos impidieron un potencial desastre de relaciones públicas para el gobierno israelí. Las autoridades israelíes lograron mantener la cuestión en el terreno de las autorizaciones para salir de los puertos, evitando así que los barcos alcanzaran su terreno preferido: las aguas internacionales. Los obstáculos burocráticos son menos noticiables que un ataque militar en aguas internacionales.
La gente de los barcos se había preparado para muchas posibles reacciones del gobierno israelí, pero habían sido incapaces de prever la posibilidad de obstáculos burocráticos de este tipo. Una manera de superar estos obstáculos habría sido que los barcos zarparan desde diferentes puertos en países distintos, aunque esto habría aumentado el desafío organizativo de llegar a Gaza al mismo tiempo. Podría haber sido una forma de mantener el dilema abierto durante un periodo de tiempo mayor, aumentando así la presión, pero a la vez, podría haber sido más fácil detenerlos por separado usando la fuerza, sin la puesta en escena mediática de la primera travesía.
En la sección de estrategia, podemos leer más cosas sobre acciones dilema. Aunque no todas las acciones dilema requieren un elemento constructivo como llevar ayuda humanitaria, es una manera de hacer que el dilema sea más complicado para el adversario. Análogamente, las sorpresas y la imprevisibilidad pueden aumentar la presión. La Flotilla de la Libertad perdió mucho impulso en 2011, cuando ya no fue a una sorpresa como un año antes, y las autoridades israelíes habían aprendido de sus errores.
Raras veces la gente que organiza una acción puede estar segura de que causará los efectos previstos. La Flotilla de la Libertad no logró romper el bloqueo a Gaza, pero el hecho de que el gobierno israelí se esforzará tanto para desactivar una potencial repetición de la experiencia de 2010, nos da pruebas de que fue una acción efectiva.
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