Duración

Mínimo 30 minutos.

Objetivos

  • Practicar la toma de decisiones en un grupo.

  • Preparar a la gente para enfrentarse a situaciones de crisis y para que entren en el estado de ánimo que les permita pensar rápidamente en situaciones de estrés, centrarse en los temas clave, aprender a ignorar los que tienen menor importancia, y tomar decisiones relativas a la acción.

Preparación/Materiales

Una serie de escenarios relevantes para el grupo y acciones que pueden estar preparando o en las que pueden estar participando.

Si se hace la dinámica para practicar la toma de decisiones por consenso, harán falta copias del diagrama de flujo del proceso de consenso, o el propio diagrama dibujado en una hoja del papelógrafo.

Dinamización

Revisar en plenario el proceso de toma de decisiones que se usará. Por ejemplo, si se usa la toma de decisiones por consenso, revisar su diagrama de flujo, hablar sobre el rol de la persona dinamizadora, y dar algunos consejos de cómo llegar al consenso. Asegurarse de que todo el mundo tiene claro el proceso que se utilizará.

Dividirse en grupos pequeños de no más de ocho personas. Dar a cada grupo un escenario. Por ejemplo:

Vuestro grupo está actuando como mediador en una marcha, cuando una persona que participa en la acción se desmaya. ¿Qué hacéis?

En el primer escenario, se dan unos minutos a los grupos para que tomen una decisión, pero se va reduciendo el tiempo en los últimos y quizás más urgentes escenarios. Cuando se acabe el tiempo, invitar al grupo a reflexionar sobre lo que ha experimentado. ¿Consiguieron tomar una decisión? ¿Cómo tomaron la decisión? ¿Qué ayudó u obstaculizó el proceso? ¿Todo el mundo estaba de acuerdo?

  • Hacer muchas dinámicas de toma de decisiones rápidas —sobre todo justo antes de una acción— puede provocar una sensación de emergencia, aumentar las tensiones y hacer que a la gente le entre el pánico. Las dinámicas de decisiones rápidas deberían suavizarse con otras experiencias de entrenamiento para evitar esta sensación de peligro inminente.
  • Al reflexionar sobre cada juego de rol, animar al grupo a pensar principalmente en el proceso o la experiencia de tomar la decisión, y no en la decisión concreta a la que llegan.
  • Si se dispone de tiempo suficiente, empezar la dinámica con un debate más general haciendo una lluvia de ideas usando los enunciados “Qué es una buena decisión” y “Qué es una mala decisión”. Presentar los principios generales de una buena toma de decisiones puede ayudar a que el grupo adopte la actitud correcta para meterse en cada escenario de la dinámica.

Asamblea de portavoces

El siguiente paso es practicar este ejercicio con una asamblea de portavoces. Formar varios grupos pequeños que actúen como «grupos de afinidad». Darles un escenario y pedir que cada grupo elija a una persona portavoz. Una vez que cada grupo de afinidad haya llegado a una decisión, hacer que las diferentes personas portavoces se reúnan para decidir qué hay que hacer. Después de llegar a un nivel de consenso, cada portavoz vuelve a su grupo de afinidad y consulta con sus miembros la decisión de la asamblea de portavoces. Cada grupo puede hacer recomendaciones o cambios, y entonces se vuelven a reunir las personas portavoces para llegar a una decisión definitiva que, con suerte, será aceptada por todos los miembros de los diferentes grupos de afinidad.

Después de la dinámica, evaluar el proceso. ¿A todo el mundo le gusta la decisión? ¿Ha funcionado el proceso? ¿Qué problemas o desafíos podrían surgir, y qué podría hacer el grupo para superarlos?